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El alcohol, nuestro gran aliado para hablar idiomas.


Parecía una leyenda urbana eso de 'yo cuando bebo algo de alcohol, hablo mejor inglés', ¿verdad? Pues resulta que no es sólo un rumor en circula en la sociedad.

Según un grupo de investigadores de las Universidades de Maastricht y Liverpooly el King’s College de Londres se ha llegado a la conclusión de que la capacidad para hablar un segundo idioma (siendo una persona bilingüe) es mayor después de haber tomado dosis bajas de alcohol. Es decir, sólo es efectivo para personas que manejen dos lenguas, si no es el caso, no se puede hacer ilusiones ni pedirle peras al olmo. Por mucho que nos emborrachemos no vamos a conseguir hacernos con la lengua de Shakespeare o cualquier otra que no sea la suya.


El estudio ha sido publicado en el Journal of Psychopharmacology, hace incapié en que el alcohol afecta sensiblemente nuestras “funciones ejecutivas” (incluyen la capacidad de recordar, prestar atención e inhibir comportamientos inapropiado), factores claves cuando se habla una segunda lengua no nativa.

Las bebidas alcohólicas aumentan la confianza en uno mismo y reducen la ansiedad social, además de mejorar nuestra capacidad de lenguaje cuando interactuamos con otra persona.

“Nuestro estudio muestra que el consumo de alcohol puede tener efectos beneficiosos en la pronunciación de un idioma extranjero en personas que recientemente aprendieron ese idioma. Esto proporciona cierto apoyo para la creencia laica (entre los hablantes bilingües) de que una baja dosis de alcohol puede mejorar su capacidad para hablar un segundo idioma“, explica la doctora Inge Kersbergen, del Instituto de Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad de Liverpool.

Para ello, se contó con un grupo de personas que habían aprendido recientemente un idioma de la Universidad de Maastricht. Concretamente, participaron cincuenta hablantes nativos de alemán que habían aprendido recientemente a hablar, leer y escribir en holandés. Se les entregó aleatoriamente bebidas que contenían una dosis baja de alcohol y otras que eran refrescos.

La dosis de alcohol variaba según el peso corporal de los participantes, pero era equivalente a una caña de cerveza para un hombre de 70 kilos. A continuación, se les propuso a abrir un debate, en holandés, esta conversación fue grabada para que dos hablantes nativos holandeses nativos pudieran evaluar las habilidades de los ‘conejillos de indias’.

Tuvieron una mejora significativa en sus calificaciones las personas que habían consumido alcohol, sobretodo en cuanto a su pronunciación, en comparación con aquellos que no tomaron la bebida alcohólica. Sin embargo, a la hora de autoevaluarse, el alcohol no condicionó nada. Aunque eso sí, según los expertos, "los niveles más altos de consumo podrían no tener efectos beneficiosos”.


“Debemos ser cautelosos acerca de los resultados, aunque uno de los motivos de esa mejora lingüística podría ser por el efecto reductor de la ansiedad que tiene el alcohol“, afirma la doctora Jessica Werthmann.

Fritz Renner, otro de los expertos que también participó en el estudio, quiso destacar que los participantes “consumieron una baja dosis de alcohol”. “Los niveles más altos de consumo podrían no tener efectos beneficiosos en la pronunciación de un idioma extranjero“, señaló.


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